Un equipo de expertos de la Universidad de Alicante acudió al Centro Espacial Johnson de la NASA para poner a prueba unos catalizadores en condiciones de microgravedad, como si estuvieran en el espacio. Los españoles tenían planeado unos cuatro vuelos parabólicos para experimentar las condiciones de ingravidez: solo realizaron una prueba debido a problemas técnicos.
El ensayo consistía en la oxidación de amoniaco con electrocatalizadores de platino a fin de buscar obtener agua y energía a partir de la orina y otros residuos fisiológicos de los astranautas.
El catalizador, formado por una estructura microscópica de nanocubos de platino y unas pequeñas formas poliédricas con un tamaño de 10 nanómetros (0,00000001 metros).
El reactor hace que el amoniaco se transforme en nitrógeno (N2). Se supone que este gas se elimina fácilmente, y este puede ser usado en energía para alimentar algunos instrumento de las naves espaciales o de la Estación Espacial Internacional.
Los autores de este catalizador, José Solla-Gullón, Francisco José Vidal y Roberto Martínez, indicaron que la ingravidez afectó el comportamiento de sus catalizadores. “Los primeros resultados han sido prometedores”, explicaron. Los especialistas volverán al Centro Espacial Johnson a inicios de eneros. La NASA evaluará los resultados y verán si usan los catalizadores para futuras misiones especiales.
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